Nada que ver con esas graciosas cicatrices que tengo en las rodillas y que me recuerdan a cuando era niña y me caía siempre, y por supuesto nada que ver con una horrible que tengo en un costado y que me da vergüenza que me vean.
Estas nuevas bonitas cicatrices, en cambio, son de las que gusta enseñar. El problema es que las llevo dentro.
1 comentario:
Ais... ¡yo quiero uno! Dile a Dani que me guarde uno, que yo se lo quiero comprar... :D
Cris
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