Ayer me pasé la tarde escuchando a Calexico. Terminé las últimas páginas de After Dark, y pensé en aquellos que ahora están de exámenes, y la verdad me dan un poco de envidia.

Ahora espero a que mi hermana me llame por télefono, como cada mañana, por si le acompaño a hacer la compra , o dar una vuelta con mi sobrina. Nunca le digo que no. Aprovecho para hacerles fotos a ellas y al camino que que seguimos hasta llegar a nuestro destino, si es que lo hay. Hoy me gustaría ir a fotografiar un viejo campo de futbol, pero el sol parece que no quiere hacerme ese favor.

Este fin de semana tengo una reunión de viejos amigos, amigos del cole, gracias a ese invento que se llama facebook. Aún no se si iré. Nunca tengo nada nuevo que contar, y me da mucha vergüenza ser la única que su vida sigue siendo como siempre, a pesar del paso de los años.

These days.

Me he vuelto a cortar el pelo.

Lo sé, debería mantener una relación más amiostosa con él. Y conmigo misma.

Esta mañana he estado en un proceso de selección para una oferta de trabajo. Era para un puesto que no me gustaba, de comercial para una empresa farmaceútica. Por lo visto es la forma habitual de entrar en la empresa, y por eso decidí apuntarme a dicho proceso, por si luego había posibilidad de optar a un puesto en laboratorio o algo más relacionado con lo mio.

No he llegado a la entrevista final, pero he pasado 2 fases, así que me he vuelto a casa como estaba. Pero contenta porque no se me ha dado del todo mal, creo, y con dolor de pies por esos bonitos zapatos verdes que me regaló mi hermana María por Reyes y que estrenaba hoy.

Esta tarde voy a intentar ir a la actuación de Christina Rosenvinge en el Fnac. Sí, me gusta Christina Rosenvinge. Aunque intente vendernos su pose de cantante maldita, sabiendo que no lo es. El último disco me gusta mucho. A ver qué tal.

A partir de mañana me tomaré esto como empezó, como un diario, y no como una especie de muro de las lamentaciones en el que se ha convertido.

A partir de mañana. Me temo lo mejor.

No estoy pasando por un buen momento. Creo que esta frase la he utilizado con demasiada frecuencia últimamente. Pero es verdad.

Necesito escapar. Saltar por la ventana.

Los domingos sin ti son más domingos.

Muuuuucho frío. Por eso no me ha sentado nada bien tener que ir a hacerme un análisis de sangre esta mañana alas 8.30, sin tomarme un té calentito nada más levantarme. Aún así, mi optimismo, algo congelado, también se ha despertado conmigo.

Después de la visita al médico, los dos, mi optimismo y yo, hemos desayunado por todo lo alto tostadas con mermelada de frambuesa y zumo de naranja mientras veíamos unos capítulos de una colección de Hanna-Barbera.

Más tarde hemos hecho una lista con la cantidad de cosas que vamos a hacer juntos este fin de semana.

Ya estoy mejor :)
Buenas noches y buena suerte.

Hoy necesito una tarta de arándanos con una bola de helado para cenar y un beso de buenas noches de Jude Law. No he tenido un buen día.

Me levanto por la mañana y estoy sola.

Parece que se acabaron las vacaciones y todo ha vuelto a la normalidad. Mis padres y mi hermana han vuelto a su rutina. Y yo parece que también a la mía. La de levantarme sin nada que hacer, y eso me entristece enormemente aunque parezca una tontería.

Días de chocolate caliente y frío en el corazón.

Anoche llegué a casa con unas nuevas bonitas cicatrices.

Nada que ver con esas graciosas cicatrices que tengo en las rodillas y que me recuerdan a cuando era niña y me caía siempre, y por supuesto nada que ver con una horrible que tengo en un costado y que me da vergüenza que me vean.

Estas nuevas bonitas cicatrices, en cambio, son de las que gusta enseñar. El problema es que las llevo dentro.

Parece un día cualquiera, pero no lo es.
Si todo sale según lo previsto, estaré escribiendo la primera entrada en mi blog. No es un día como los demás.